En honor a las víctimas del terrorismo de ETA Le rimaba la vida con la diosa Fortuna, la belleza, la dicha y la miel del Amor; emanaba dulzura y candor naturales; reflejaba exotismo, inductor de pasión. Su mente era brillante, de vuelo perfumado, de firmes convicciones y clara dirección; su alma de leyenda, su espíritu imbatible, cincelados a ritmo de fe, esperanza y Dios. Con el mundo en sus manos la vida le estalló en un vil atentado de salvaje extorsión, cruento fanatismo y negra cobardía de mentes delirantes de extremista ambición. ¡Verdugos despiadados! ¡Malditos criminales! ¿Dónde queda el futuro con el que ella soñó? No le faltarán flores en cada aniversario. Nos deja su recuerdo. Se lleva una oración. Perseguís entelequias, patrias inexistentes, alentando teorías de una liberación; enarboláis bandera de Paz, mas no hubo guerra, y ofertáis treguas trampa que sólo son ficción. Secuestros, cartas bombas o tiros en la nuca, forzosos exiliados y zulos de terror, el modu