ELLA


 
Yo sé que la que la quieres mucho más a ella,
que es ella tu mundo, ella, tu quimera;
que es ella tu centro y tu dependencia;
que por ella vives, que es ella tu reina,
que se transparenta y tú coqueteas
y te embriagas de ella, con ella y por ella.

Que pasas los días y noches enteras
abrazado a ella sin sentir vergüenza
y fiel permanece en tu cabecera.
Que camináis juntos por la misma senda,
que es senda tortuosa con piedras y piedras.
Que en ella convergen todas tus tinieblas,
que es ella tu guía y es ella tu estrella,
pero vas a ciegas desde que es tu dueña.

Aunque se hunda el mundo, tu sigues con ella
novelando historias siempre truculentas.
No valoras nada teniéndola a ella
ni sabes adónde caminas siquiera,
tan sólo tú giras rodando en su rueda
y te atas a ella, y ella te encadena.

Eres ya su esclavo y ni te rebelas;   
y quizá cobarde porque no te enfrentas.
Piensas alejarte, controlar tus riendas,
nunca lo consigues y ni la detestas.

A ti te parece que entiende de penas,
que escucha en silencio como una sirena,
mas cuando se rompe, corta sin tijeras
y rasga su vida de cualquier manera.

¡Cuidado, cuidado! Si quiere te entierra
y enciende una vela para que la veas
en su cuello largo ya sin etiquetas.

¡Mírate al espejo para darte cuenta

de dónde has llegado  y sus consecuencias!


¿Qué te ata su  lado? ¿Con qué te embelesa?
Si da pena verte, aunque no lo creas;
si eres un pelele en manos de ella
y te crees muy hombre sólo por tenerla,
pero te intoxicas de tanto quererla.

¡Déjala! ¡Por Dios, quítate la venda!
Por Dios te lo pido, no vayas con ella
porque tu bien sabes que es una hechicera  
y te va embaucando si te tiene cerca;                          
sólo se cimbrea y tú ya la cortejas                            
y aunque quieras irte, ¡ella no te deja!

Me apena que tapes las demás estrellas
y no veas el Sol ni la verde hierba,
ni el campo florido de la primavera...
¡Renuncias a tantas estaciones bellas!

Siempre había soñado ser tu compañera,
pero reflexiono y no me doy licencia;
falta  por tu lado voluntad sincera
de un cambio rotundo que borre sus huellas 
y vivir contigo sería una condena.

Claro te lo expongo:
                             “¡Salda ya tus cuentas!
Te toca elegir: ¿conmigo o con ella?
¡Yo no te comparto con una botella!”.

Eulalia Álvarez









Comentarios