LEYENDA DE UN PARAÍSO
Huyó de lenguas de fuego
que abrasaban sus entrañas,
del dragón enfurecido
que sin piedad le arañaba,
de sueños y pesadillas,
del hambre, siempre tirana.
Y persiguió no aventuras,
sino tan sólo esperanzas,
buscando un agua de vida
que también su sed calmara.
Apenas se puso en marcha,
el futuro le amputaban
y aunque curó unas heridas,
cáncer detectó en el alma.
¡Qué oscuridad absoluta,
qué amargura consumada,
maquillada sin placer
en noches y madrugadas
como heroína de alterne,
como vampiresa alada!
Leyenda de un paraíso
donde agoniza su alma,
atrapada entre las redes
y leyes que dictan mafias.
Realidad dura que vive
protagonizando el drama
con voluntad mortecina
porque el miedo le atenaza.
¡Aún sueña con verse libre
si nuestra ayuda la salva!
Si ondearan las banderas
meciéndose a media asta,
que nadie vista de luto,
que nadie rece plegarias
para acallar las conciencias,
pues sólo sería una farsa.
Eulalia Álvarez
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