EL CORAZÓN DEL METRO

Centenario del Metro de Madrid


Hebras de melancolía 

en notas de una guitarra 

rasgada con las desdichas, 

templada con la esperanza,

arañada por el hambre

en sus raíces lejanas,

afinada en los vagones 

sobre el vaivén de la marcha

entre boleros y tangos, 

merengues, cumbias o salsa;

con mestizaje en el cuerpo

y transparencia en el alma

de quien con potente voz

a las cuerdas acompaña.


Finalizan los acordes,

se escabullen las miradas,

no interesa el sufrimiento

de quien su palma desplaza

esperando una limosna

ni se aguanta un cara a cara

porque sentimos vergüenza, 

el corazón lo delata. 


Se coló por la otra puerta

justo cuando se cerraba.

Es terminal y lo cuenta,

aunque presenta batalla;

la vida no le sonrió,

pero a la vida se agarra. 


Enjuto y corto de sombra,

en la orilla hoy de la nada

también solicita ayuda

solamente de palabra

y pide la voluntad; 

después siempre da las gracias.


Por su apariencia y ropajes

da sus cuentas por saldadas;

ahora se aferra a su Cruz,

a su medalla colgada

y pretende hacer el bien

por donde quiera que vaya;

le pide perdón al mundo 

y se esfuerza en dar la talla. 


Cada cual ha recibido 

sus monedas y las guarda.

Antes de abrirse las puertas

nuestro mendigo se planta

frente al músico latino,

con sus gafas graduadas,

su barba de siete días, 

una mochila a la espalda

y le da una de las suyas,

su conciencia se lo manda.


Un asombro colectivo

es testigo de la estampa;

los murmullos se entremezclan,

después, el silencio aclara:


Hay latifundios de nada,

hay suburbios de esperanza

y hay historias que enriquecen

más que doblones de plata.


Las puertas del Metro se abren…

Con nuestro respeto marchan…


                        Eulalia Álvarez



Comentarios

  1. Qué regalo para el centenario más grande y para todos, claro. Gracias, muy bonito la ilustración.💯

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