EL COMEDOR ENCENDIDO

La Última Cena

Llegan con rostros cansados,
compungidos y en silencio;
el corazón en un puño
y heridos sus sentimientos.

El infortunio ha arrasado
de un plumazo sus proyectos
y llueven tantas carencias
que han anegado sus sueños.

Han caminado en tinieblas
por  motivos muy diversos
y a sus espaldas, historias
que hará superar el tiempo.

Persiguen una esperanza, 
se aferran a un clavo ardiendo,
han de retomar sus vidas
y ha de ayudarles el cielo.

Don Roberto, hilo directo,
se ha convertido en pionero 
encendiendo un comedor
que sirve de faro y puerto.

Al nutrirse de alimentos,
de cariño y de consuelo,
acrecientan su autoestima  
y Dios les sale al encuentro.

Porque al bendecir la mesa,
entre platos anda el juego,
la fe resurge con fuerza  
y la oración se hace Credo.

Nosotros, los voluntarios,
les ofrecemos respeto 
y sonrisas de lunares, 
lo merecen todos ellos.

Por mantenerlo con luz
sumemos rezos y esfuerzos
y la Cruz desde el altar
nos guíe en cada momento.
Eulalia Álvarez






Comentarios

  1. Tan mágico y desgarrador como el cuadro que has puesto 💖

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  2. Gracias Doña Teresa Alcaide, por compartirme, este poema.
    Una descripción poética, de lo que se está viviendo, y de los valores, con que la iglesia, está ayudando, con el pan espiritual y material.

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